Querido Yamandú Orsi: Carta de un oriental sufrido
Soberano bajo el cielo uruguayo y representante de cada oriental, asesorado por la mujer que vio nacer las estrellas mismas, que erigió estadios y mantuvo bien alimentados a los animales urbanos (ratas, sobre todo) gracias a su excéntrico manejo de la basura del país, he aquí una gota, un ápice de mi sangre, de una herida compartida por todo oriental de bien.
El precio de los bizcochos es dictatorial. Si todos los uruguayos fuesen judíos, las panaderías serían un horno, si todos los uruguayos fuésemos armenios, las panaderas serían turcas. He visto hombres de fortunas aristocráticas recular ante la decisión de comprar bizcochos, he visto la amarga solitud de un mate meridiano que extraña la bolsas de cartón, he sentido el orín de mi billetera en la pierna cuando hablo de los bizcochos, aterrada de perder el peso (ba, los pesos es más inteligente).
Orsi, si ha de aplicar el socialismo prometido, si ha de atropellar los intereses de los comerciantes pequeños, si ha de servir al pueblo con martillo y hoz, coagula y congela el precio de los bizcochos, sea así que la economía quiebre y degeneremos en una sociedad de cuero, radiación y hierro. Venda la patria a los masones, a los rusos, a los ingleses, a los argentinos o a los bolivianos, profane los sepulcros y esclavice al yorugua, pero acabe de una vez y para siempre las especulaciones de las panaderías, detenga con justicia el llanto del obrero, endulce con margaritas a los amargos.
Por favor presidente Yamandú, acaba con el leviatán económico que suponen los bizcochos, sea así entregado los cielos a vos y gobiernes entre ángeles y Uruguay sea abandonado a la suerte de un masón colorado una vez más.